viernes, 11 de septiembre de 2015


La extraña llamada

Martín desempacó las últimas cajas de la mudanza. Le gustaba tener su propio espacio, su propia casa. Sentía que ya era tiempo de dejar la casa de sus padres, además este lugar estaba más cerca de la universidad. Fue difícil acostumbrarse a la casa pero después de unos mese lo logro.
Un día cuando volvió de la universidad muy cansado y con dolor de cabeza, empezó a sonar el teléfono. El no sabía quién era porque a esa hora nadie lo llamaba.
"Debe ser mamá" pensó Martín. Levanto el teléfono y pregunto quién era. De repente una voz tenebrosa aclamaba su nombre y lo amenazaba.
Él escuchó las amenazas del desconocido y asustado, preguntó quién era una y otra vez; El desconocido le dio indicaciones de un lugar y le dijo que fuera al basurero al otro día, porque sino iba a matar a sus padres a quienes tenía bajo su mando. De repente la voz colgó y él se quedó paralizado del miedo.
Al otro día se levanto y, como era sábado, no tendría que ir a la universidad. Desayuno y se cambió para ir a ver a la persona desconocida que lo amenazaba. En su chaleco se guardó un machete largo que era de su abuelo.
Mientras caminaba hacia el basurero de la ciudad se preguntaba quién podría ser y por qué le haría algo así.  Luego de unas horas, llegó al basurero y entró con gran terror. En una plataforma encima de un montón de basura, se encontraba un señor de su misma estatura  con un capuchón negro. Al lado estaban sus padres atados e inconscientes. De repente el hombre desconocido empuñó un cuchillo y le dijo que se meta en el baúl que estaba a su costado. Luego le dijo que iba a asesinar a sus padres.
  Martín se acercó despacio y con un movimiento rápido sacó el cuchillo y le cortó la capucha dando a conocer su identidad. Martín se sorprendió al ver a un hombre idéntico a el. Era como verse a un espejo. El doble de Martín soltó el cuchillo y gritó “he fallado mi misión”.
Miró a Martín y saltó de la montaña gigantesca de basura. Martín no entendía nada de lo que estaba pasando pero corrió desesperada mente a desatar a sus padres. Al despertar  sus padres  le dijeron que un hombre los había atado y raptado. Martín prefirió no contarles lo sucedido y volvió a su casa.
Al otro día Martín recibió una carta la que decía que lo que había echo fue un gran error y que se cuidé de los peligros que le esperában.

                     
                       FIN